Wednesday, February 11, 2009

A la Muerte XV...

¡Dueña de mi tiempo y mi mente! Eso eres, siendo que hoy, y ayer, y mañana, no me quieres aquí contigo. Ni me das el lujo de usarte en mis alocados sueños, de flores y campanarios, sino heme aquí, plantado en lo infinito, pensando monótonamente...

Nuestro encuentro era inevitable, lo sabes. Ahora mismo me eludes de cuando en cuando, en aquéllos en los que logro reunir toda mi fuerza y valentía, osándome a saludarte, a hablarte, y huyes de mí. ¿Qué quedará de mí entonces, amor mío, cuando batallo día a día por un mañana entre tus besos? Si son pocos los que me sostienen mi moral, preciosa, siendo que el cielo conspira contra mi voluntad.

¡Un mañana contigo! ¿Qué será eso? ¿Cómo será eso? La sola imaginación me atormenta por entero, temblando mis labios y mis manos. Finalmente terminas siendo un breve y hermosísimo recuerdo, como el cometa que cruza por todo el espacio de mi corazón, conquistando mi oscuridad con tu luz fugaz, de segundo a segundo, forjando el momento en un recuerdo digno de rememorar...

Creo que me voy convirtiendo en un adicto de ti...

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