Monday, September 21, 2009

Vuelta en casa...

"Hay quienes hablan acerca de la fortuna de vivir. Hay quienes hablan acerca del honor y la gloria en el campo de batalla. Hay quienes hablan de la dignidad y del perfeccionismo constante a lo largo de lo sencillo, del día a día, de lo que suele parecer insignificante para algunos, entonces era cuando solía pensar… ¿qué tal será sentir todo eso en un solo segundo, en un solo instante?
Han pasado unas cuantas horas de mi retorno. Maldito viaje. Cruzando el pasillo del bus, en el par de asientos a mi lado, había una pareja. Jóvenes, como yo. Me era inevitable mirarlos cada par de minutos que solían pasar. Su manera de actuar, tal cual era de esperarse, dificultaban mi viaje y mi pensar. Intentar “olvidar” un poco la sensación de mi partir era en vano, y las casi 20 horas sentado en ese maldito lugar se me hacían más que eternas. Sí, la extrañé… te extrañé, preciosa. Cuántas sorpresas me diste. Mi manera seria de actuar en lugares que para mí eran nuevos, mientras tú tratabas de alegrarme un poco siquiera, haciendo gestos en tu rostro, insinuándome cosas. Sí, las recuerdo una por una. Las cosas… nuestras cosas. Lo nuestro. Cómo te amé en cada instante, en cada minuto transcurrido. Trato de describirlo en este papel, y pienso tener una idea clara de lo que pretendo escribir, y a la vez, no la tengo.
Las calles derruidas por el tiempo, los transeúntes, los perros vagos, los días y las noches en esa bendita ciudad fueron testigos de cuán feliz fui contigo. Cuán feliz soy ahora mientras recuerdo tu piel y tus besos, cuán feliz soy observando las fotografías, las pocas que nos sacamos preciosa. Sí, siento que no son suficientes, como también no siento que sea suficiente el tiempo que pasamos juntos, mano a mano, mirada a mirada.
Siento que odio ese pedazo de papel que marca el horario de mi partida. Siento que odio el vehículo en sí que prácticamente me “secuestró” de ese bendito lugar, para volver a casa. Y también odio que tengas razón, preciosa… debía volver.
Aún no tengo claro si la noche del viernes fue efectivamente la última noche, o la mañana de sábado que lo fuera. O la del miércoles, o la del lunes. ¿Qué habrá sido primero? ¿Qué habrá sido último? ¿Tú me encontraste… o yo caí en ti? ¿Quién fue el primero que dio el beso?
Te amo, Denisse. Ya he vuelto a mis campos de batallas. He vuelto del cielo, de tus brazos, a mis infiernos. He vuelto a reinar una vez más en las tierras impregnadas de cenizas y gritos, sin embargo, ya habiéndote probado como quise hacerlo, como anhelé hacerlo desde tiempos antiguos, me siento más valiente que nunca y capaz de lograr lo inimaginable.
Ya volveré a verte. Debo hacerlo… necesito hacerlo."

Thursday, September 10, 2009

La clase contigo y tú...

“¡Qué manera de contar las horas, los minutos, los segundos que me impiden llegar a ti! Sentado aquí, tirado en el mismísimo campo de batalla, escuchar la tormenta de ideas, de conocimiento, observando cuán lento se mueve mi reloj, memorizando el pasar despacio del sol. Las sombras de mis compañeros, de objetos por igual, van cobrando vida, arrancando de la luz, atemorizadas por ser iluminadas. El silencio eternamente incómodo de unas cuantas decenas a mi lado, mientras que la voz del que sabe va cobrando fuerza, esparciéndose por el diminuto lugar, acorralándome a prestar atención. Absorbo todo esto, me inyecto de su interminable condena, y no, no me enfoco sólo en esto. Es obvio lo que diré ahora… ¿no? Y sí, no te equivocas corazón. Las letras de tu nombre las encuentro mezclándose en las sombras, moviéndose… y tu esencia invade por las ventanas de la sala, alumbrando en tono alegre las paredes tristes y rayadas de mi clase. Curioso. Te vas por las sombras y vuelves por la luz. ¿Serás tan divina y maligna a la vez? ¿Será que, amarte a ti y sólo a ti, me brinde un lugar en el cielo o en el infierno? ¿Me salvarás o me condenarás, mi amor? No lo sé, ni lo quiero saber. Déjame probar mi suerte, ciego de mi destino, mientras mis labios se llenan de tus fuerzas opuestas.
Y no. Vuelvo a mirar hacia el frente. No ha cambiado nada. Miro mi reloj. Han pasado ocho minutos.
No sé qué serás, amor mío. Hay un poco de todo en ti. Si me pudieras dar alas amor… si tan sólo pudieras…
Te amo. Me desvanezco por cada segundo que pasa, trascendiendo en esta vida, en esta única vida que me fue concedida, sin embargo… me encantaría desvanecerme en ti.”

Feliz Aniversario, amor mío...
Te amo, Denisse...

Sin sentido...

“Cuento los segundos, sentado en este conglomerado lugar. Observo miles de rostros, angustiados, en la interminable espera. Si bien mi tiempo sobra, me apiado de los que carecen de ello. Sin embargo, para mi desconsuelo, no logro encontrarte amor. De verdad que no. ¡Y cuánto quisiera poseer una pizca de Dios en mis manos para cambiar de lugar y tenerte conmigo! Sé que quedan 8 días corazón, y ya ansío que sea ya mi momento de partir y emprender mi largo viaje. Que las antiguas batallas, en su rememorar, me brinden las alas que necesito para llegar a ti.
Me siento ascender. Me siento celestial. Siento cómo mi mirada se posa en los cielos, en las nubes que lentamente me acompañan en mi despegar. Siento ya que mi paraíso ha comenzado, bajo tu reino divino. Siento cómo, al fin, todo el odio se desvanece y, contigo, recomienzo mi conquista a la paz. Ya siento cómo puedo agradecer irónicamente toda esa vida de tortura y terror, miedo y sufrir, ante tu oportuno llegar, ante el descubrirte.
Palabras e ideas resuenan en mi mente al pensar en tu nombre y tu imagen, mas no logro conformarlas, ni menos juntarlas. Y aunque te diga “te amo”… jamás lograré decírtelo del todo.”