"¿Cuántos sueños más debo soñar para mantenerte conmigo por siempre? La ilusión y la imaginación se acaban a medida que mis segundos mueren, mientras la monotonía de la sociedad me corrompe y me hace cada vez más suyo. Quizás sí sea un arranque de fantasía la batalla que he creado enteramente sólo por ti, pero es todo lo que tengo hoy en día, mi amor..."
Suspiros son lo que se logra escuchar en las tierras de nadie, y un Caballero llorar...
"¿Qué tengo que hacer? Dímelo. Dímelo, por favor. Mi corazón va gimiendo de dolor y mi paciencia se acaba con los diez mil años que he estado aquí, por ti. ¡Envíame una señal por Dios! Maldita impotencia... porque a la larga, eres tú absoluta, y yo, una memoria pasajera."
Y el Caballero cae de rodillas...
"Sería irónico, y cómico, que Ella llegase primero que tú. Y también el pensar que tú fuiste regalo divino de sólo algunos que creo que ni siquiera te merecían, pero amor... ¿estoy incluído en esa lista indigna? Mi mente envejecida se está hartando de saber injusticias cada día. Del padre que predica durante el día y durante la noche viola a un pobre infante. Del mendigo que pide misericordia en forma de dinero y quizás termine siendo el hombre más honrado de todo el mundo. De los millares que fallecen asesinados por cosas que ni siquiera hicieron. De los millares que están deambulando, indignos, en las calles de nuestro hoy, manchando de negro nuestro existir. De las guerras habidas y por haber... Me encantaría detener todo esto por sólo un segundo y lograrte encontrar con mis propios ojos, en la pausa universal más bella que haya existido, y poder tenerte entre mis brazos al fin, preciosa.
Heme aquí. Tenme, gózame... yo aún espero y batallo en el negro infinito de mis días. Mi único deseo ahora es que Ella no llegue primero que tú... Sólo eso... por favor cielo mío..."
El Gran Guerrero se queda arrodillado, esperando lo impredecible.
Thursday, February 26, 2009
Saturday, February 21, 2009
Para aquél...
Tú, que hace 62 días dejaste de caminar entre nosotros, aún denotas una presencia mortal entre quienes te quisimos. Los recuerdos hechos fotografías, platillos, jardines y mar. En tu memoria transcribiré algunos pensamientos, aunque en los mil intentos fracase unos mil también. Logro rememorar tu lento y quejumbroso andar, tal cual quien camina sobre espinas, queriendo salir de la prisión de nuestros hogares y poder observar tu amado jardín. Tu último venir fue digno también de recordar. Disfrutaste tanto revivir esos tiempos de antaño en los que solías observar detenidamente el mar, cuando las paredes no nos separaban tal cual fronteras a países (y hoy hay cercos eléctricos). Tus historias de cuando solías ser como yo, comparando universos completamente diferentes, mientras te acomodabas en tu gran sillón de cuero, tal cual el aprendiz platicando con su maestro. Un par de lágrimas se mecen entre mis mejillas cada vez que tu imagen invade mis humildes palabras...
Tu rectitud siempre me asombró. Ya hubiera querido viajar en el tiempo y admirar tu juventud, como también el momento en el que encontraste a tu compañera de vida entera. Lo lamento, viejo amigo... para ella le tengo otras palabras...
Un beso de un mortal, un abrazo de un niño...
Q.E.P.D. Jorge Miranda (sé que te llamas Pedro,pero te encantaba que te dijeran Abuelito Jorge...)
Tu rectitud siempre me asombró. Ya hubiera querido viajar en el tiempo y admirar tu juventud, como también el momento en el que encontraste a tu compañera de vida entera. Lo lamento, viejo amigo... para ella le tengo otras palabras...
Un beso de un mortal, un abrazo de un niño...
Q.E.P.D. Jorge Miranda (sé que te llamas Pedro,pero te encantaba que te dijeran Abuelito Jorge...)
Wednesday, February 11, 2009
A la Muerte XV...
¡Dueña de mi tiempo y mi mente! Eso eres, siendo que hoy, y ayer, y mañana, no me quieres aquí contigo. Ni me das el lujo de usarte en mis alocados sueños, de flores y campanarios, sino heme aquí, plantado en lo infinito, pensando monótonamente...
Nuestro encuentro era inevitable, lo sabes. Ahora mismo me eludes de cuando en cuando, en aquéllos en los que logro reunir toda mi fuerza y valentía, osándome a saludarte, a hablarte, y huyes de mí. ¿Qué quedará de mí entonces, amor mío, cuando batallo día a día por un mañana entre tus besos? Si son pocos los que me sostienen mi moral, preciosa, siendo que el cielo conspira contra mi voluntad.
¡Un mañana contigo! ¿Qué será eso? ¿Cómo será eso? La sola imaginación me atormenta por entero, temblando mis labios y mis manos. Finalmente terminas siendo un breve y hermosísimo recuerdo, como el cometa que cruza por todo el espacio de mi corazón, conquistando mi oscuridad con tu luz fugaz, de segundo a segundo, forjando el momento en un recuerdo digno de rememorar...
Creo que me voy convirtiendo en un adicto de ti...
Nuestro encuentro era inevitable, lo sabes. Ahora mismo me eludes de cuando en cuando, en aquéllos en los que logro reunir toda mi fuerza y valentía, osándome a saludarte, a hablarte, y huyes de mí. ¿Qué quedará de mí entonces, amor mío, cuando batallo día a día por un mañana entre tus besos? Si son pocos los que me sostienen mi moral, preciosa, siendo que el cielo conspira contra mi voluntad.
¡Un mañana contigo! ¿Qué será eso? ¿Cómo será eso? La sola imaginación me atormenta por entero, temblando mis labios y mis manos. Finalmente terminas siendo un breve y hermosísimo recuerdo, como el cometa que cruza por todo el espacio de mi corazón, conquistando mi oscuridad con tu luz fugaz, de segundo a segundo, forjando el momento en un recuerdo digno de rememorar...
Creo que me voy convirtiendo en un adicto de ti...
A la Muerte XIV...
Y he vuelto al fin cuando nada ha cambiado. Los mismos muertos tirados en la indiferencia de la vida. Los mismos caídos, derrotados y aniquilados. Los mismos caminos... Mas, ahora mi amor, tienen otro matiz al añadirte en este viejo mundo mío. Ahora da gusto caminar por mi viejo campo de batalla... y ya no como perro viejo...
Thursday, February 05, 2009
A la Muerte XIII...
"Te dedico estas últimas palabras, amor mío, porque hoy dejo estas tierras paradisíacas. Los demonios han caído derrotados y por fin puedo volver a mi hogar, sereno y feliz. ¡Cómo cuesta dejar tus flores, tus rosas, tus besos, tus sueños, tus esencias infinitas de esperanza y vida eterna! Ahora debo marchar lentamente a mi viejo campo de batalla, del cual huí por siglos y siglos de desolación, muerte y derrotas amontonadas como rocas en el fondo de los abismos infernales. Mi agonía acrecienta a medida que me alejo de ti, preciosa. Mi tiempo aquí ha terminado. Retomaré la vieja senda del Guerrero como debí haberlo hecho antes, pero no quería hacerlo sin verte una última vez. ¡Qué masoquista de mí imaginarte en vez de mirarte! Lamentable es que, después de todo, es lo que me queda... moldear una silueta y huir a ella, a sus brazos soñados, sentir abrazar la mentira, y besar la ilusión."
El viejo Caballero se pone de pie, mientras toma su espada, levantándola. De pronto siente el viento soplar de manera particular...
"Quédate, no te vayas. Quédate por favor... ¿no lo entiendes aún? Eres lo que me queda. Mi vida y mi muerte. Mi deseo y anhelo. Mi aire y mi agua... ¿a quién serían las batallas si no son a ti? Hija de Luces, te lo imploro... quédate un momento..."
El viento comienza a disiparse. El Caballero deja correr una lágrima tras el grueso yelmo de plata...
"Adiós mi amor... hasta siempre. Sé que nunca fui destinado a tenerte, amor. Sólo memoricé tus ojos y te dibujé en mi mente, fotografiando por entero tu alma. Fuiste mía en mis sueños al menos... Bendito es ese escape de realidad.
... yo tuve la culpa...
pensé demasiado en ti..."
El viejo Caballero se pone de pie, mientras toma su espada, levantándola. De pronto siente el viento soplar de manera particular...
"Quédate, no te vayas. Quédate por favor... ¿no lo entiendes aún? Eres lo que me queda. Mi vida y mi muerte. Mi deseo y anhelo. Mi aire y mi agua... ¿a quién serían las batallas si no son a ti? Hija de Luces, te lo imploro... quédate un momento..."
El viento comienza a disiparse. El Caballero deja correr una lágrima tras el grueso yelmo de plata...
"Adiós mi amor... hasta siempre. Sé que nunca fui destinado a tenerte, amor. Sólo memoricé tus ojos y te dibujé en mi mente, fotografiando por entero tu alma. Fuiste mía en mis sueños al menos... Bendito es ese escape de realidad.
... yo tuve la culpa...
pensé demasiado en ti..."
Monday, February 02, 2009
A la Muerte XII...
"Son demasiados... siempre lo han sido, y hoy lo son más. ¿A cuántos debo matar? ¿A cuántos debo derrotar? Siento que mi fuerza y mi voluntad, en tu nombre preciosa, no son suficientes para derrocar este Imperio de Sombras. ¿Cuántos más deben caer, amor, para por fin estar en tu corazón, en tu lecho, entre tus manos? El sol renace viéndome luchar... y muere viéndome luchar. La luna me llora mientras cientos de miles llegan a arruinar todo lo que he tratado de construir: Un Universo entero, sólo contigo..."
Constantes jadeos del Gran Caballero que ya no batalla como en el ayer. Y esta vez, no hay ángel protector, no hay Dios que intervenga, no hay arranques de Esperanza, de fuerza divina. Sólo él con el recuerdo de su amada en su corazón, y ellos... los millares de ellos...
"Vamos amor, envíame con el viento otro de tu sinfin de memorias ya olvidadas por los hombres. De los ínfimos, los detallados. Los que en suma me hicieron enamorarme de ti como ahora, como hoy, como en este preciso segundo que mi espada bebe la sangre de quienes pretenden destruirlo."
El viento es fuerte. Su mensaje llegará fácilmente...
El día en que el Caballero deje de creer que ella existe... él morirá. Su cuerpo, su espíritu, dejarán de tener misión alguna en esta realidad. Su escudo dejará de tener motivo y su espada dejará de tener fuerza. Su corazón dejará de tener amor y su mente dejará de tener sueños. La mismísima Guerra Eterna que le ha declarado a las sombras, a la oscuridad, se convertirá en cenizas que no volverán a ser fuego como antes. Ella es su todo.
Constantes jadeos del Gran Caballero que ya no batalla como en el ayer. Y esta vez, no hay ángel protector, no hay Dios que intervenga, no hay arranques de Esperanza, de fuerza divina. Sólo él con el recuerdo de su amada en su corazón, y ellos... los millares de ellos...
"Vamos amor, envíame con el viento otro de tu sinfin de memorias ya olvidadas por los hombres. De los ínfimos, los detallados. Los que en suma me hicieron enamorarme de ti como ahora, como hoy, como en este preciso segundo que mi espada bebe la sangre de quienes pretenden destruirlo."
El viento es fuerte. Su mensaje llegará fácilmente...
El día en que el Caballero deje de creer que ella existe... él morirá. Su cuerpo, su espíritu, dejarán de tener misión alguna en esta realidad. Su escudo dejará de tener motivo y su espada dejará de tener fuerza. Su corazón dejará de tener amor y su mente dejará de tener sueños. La mismísima Guerra Eterna que le ha declarado a las sombras, a la oscuridad, se convertirá en cenizas que no volverán a ser fuego como antes. Ella es su todo.
Sunday, February 01, 2009
A la Muerte XI...
El Gran Caballero siente el rugir del ejército, pronto a llegar. Mientras los siente marchar, cierra sus ojos por un momento...
"Sólo escucho música. Sólo escucho tu voz acariciando mis oídos, amor mío. Mis pies, cubiertos de acero, sienten el recuerdo de miles de hombres que han derramado su sangre aquí. Sus gritos, sus glorias."
La Muerte incrementa el paso de sus tropas, gritando el nombre del Caballero en señal de enemistad...
"Tratan de opacarte amor. Toco por última vez tus pétalos, aún vivos, antes de cargar con esta mano mi envejecida espada. Un beso al aire, a tus labios ojalá, pero por ahora el aire es todo lo que tengo."
El Caballero se arrodilla por un momento, con sus ojos aún cerrados, tomando un poco de tierra del campo...
"Espero que esta tierra se vea teñida de su sangre, no de la mía, sino... sería triste no volver a besarte nunca más...
Cielo mío, encomienda mis últimas súplicas a su oír. Que sepa que alguna vez existí, en esta vida o en la otra. Que tenga que cargar todas las cicatrices que sean necesarias, para reinvindicar todo pecado, todo error del maldito pasado. Que la Santa Retribución me logre devolver su Reminiscencia."
El ejército está a punto de llegar...
"Te amo. Sí que te amo. Nunca lo olvides, porque es este amor el que me tiene aquí, y bajo mi juramento, por este amor batallaré, por este amor quizás muera, por este amor quizás sea feliz. Sólo... muéstrame el camino a tus brazos... y correré a ellos, en nuestro mundo de paz, de armonía, de gozo. Pero... si no puedo llegar a ti, a tus besos, a tus venerados besos, entonces que mi vida sea el precio de una sonrisa tuya..."
Las arenas del tiempo se detienen. Se siente con creces el primer choque de espada y escudo...
"Sólo escucho música. Sólo escucho tu voz acariciando mis oídos, amor mío. Mis pies, cubiertos de acero, sienten el recuerdo de miles de hombres que han derramado su sangre aquí. Sus gritos, sus glorias."
La Muerte incrementa el paso de sus tropas, gritando el nombre del Caballero en señal de enemistad...
"Tratan de opacarte amor. Toco por última vez tus pétalos, aún vivos, antes de cargar con esta mano mi envejecida espada. Un beso al aire, a tus labios ojalá, pero por ahora el aire es todo lo que tengo."
El Caballero se arrodilla por un momento, con sus ojos aún cerrados, tomando un poco de tierra del campo...
"Espero que esta tierra se vea teñida de su sangre, no de la mía, sino... sería triste no volver a besarte nunca más...
Cielo mío, encomienda mis últimas súplicas a su oír. Que sepa que alguna vez existí, en esta vida o en la otra. Que tenga que cargar todas las cicatrices que sean necesarias, para reinvindicar todo pecado, todo error del maldito pasado. Que la Santa Retribución me logre devolver su Reminiscencia."
El ejército está a punto de llegar...
"Te amo. Sí que te amo. Nunca lo olvides, porque es este amor el que me tiene aquí, y bajo mi juramento, por este amor batallaré, por este amor quizás muera, por este amor quizás sea feliz. Sólo... muéstrame el camino a tus brazos... y correré a ellos, en nuestro mundo de paz, de armonía, de gozo. Pero... si no puedo llegar a ti, a tus besos, a tus venerados besos, entonces que mi vida sea el precio de una sonrisa tuya..."
Las arenas del tiempo se detienen. Se siente con creces el primer choque de espada y escudo...
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