“El Gran Paladín no encuentra consuelo alguno. La flecha clavada en su corazón arde más que mil infiernos. Sus palabras lo han herido cruelmente. Entonces cae... derrotado.
‘¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? No logro entender absolutamente nada, y mi ser entero se lamenta en dolor. Lo último que quiere saber un guerrero terco, como yo, es creer que la Batalla fue en vano. ¡Cuántos años, cuántos miles de años! ¡Cuántos millares acabados! ¡Cuántas lunas! Y estuve tan cerca… tan cerca, que creí sentir ese ansiado fuego, como la mano ensangrentada en la fogata de esperanzas. Y ahora este eterno invierno gobernará tiránicamente mis nuevos días, mientras me retire lentamente del campo de batalla.
La misión, el motivo y la inspiración, alivianan el peso de esta armadura. Ahora, con este vacío por dentro, se siente cada placa como rocas puntiagudas. Mas, un viento, una dulce brisa, me guía a la dirección contraria: Hacia la Cruzada.’
Entonces el Paladín se recuesta, apoyado en un enorme árbol verde, entre tanta nieve, y espera… espera… y espera.”
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1 comment:
Cuando se lucha con el alma.. la batalla nunca será en vano...
por que en la vida todo es amar, y tambien es dejar partir...todo para conseguir nuestra verdadera misión...
que nunca se acabe tu lucha ... esta puede ser sólo una de las primeras...todavía te quedan miles
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