"Un fragmento de Infinito que deseo obtener, sin embargo, sólo intento merecerlo...
Lo último que me diste ese Sábado, aparte de los besos, fue este lápiz. ¿Qué habrás intentado decirme con esto? Sostengo el lápiz con codicia, con la obsesividad innata de mi sentimiento posesivo. Para mí, este instrumento de escritura adquiere un valor divino porque Tú me lo diste. Siento este objeto como un arma, como un ejército por entero. Lo siento como la Mano de Dios. Con esto, con tinta de fuego y sangre, soy capaz de plasmar mi vida, enmarcado de recuerdo, de memoria. El poder divino de crear trascendencia en la eternidad, teniéndote a ti como mi musa inspiradora. Dar a saber a todos que quisiera estar contigo toda la vida, con aires fantasiosos, con aires épicos o sólo mortales, terrenales y realistas. Relatar cada vuelta a casa, entre calles, pasajes y ciudad, como si fuera una maldita marcha solitaria a oscuras, deseando llegar a tu lado.
Querida mía... déjame verte otra vez."
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