”Creo que ya he dicho esto…
Sigo aquí… sigo en pie, flácido, débil. Y tú, querida Esperanza, no me das fuerzas siquiera para soñarte. No te veo, no te siento. No puedo levantar mi espada, mi escudo por ti. Mi piel, mi carne, se enfría poco a poco. Pierdo cada sentido, cada maravilla tuya. No te escucho amor… no te escucho…
Hay cosas de las que no me había dado cuenta anteriormente, y ahora que ha ocurrido, no sé qué hacer.
Mi Esperanza, cuánto quisiera tenerte aquí. Te haré mía. Te acosaré con cada verso que saldrá de mi mente, mente enamorada de ti. Mi obsesión es ahora mi vida… pronto será mi tormento.”
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment