Thursday, March 05, 2009

Un día en el café...

Estoy aquí otra vez, ganándome el mal llamado "pan de cada día", cumpliendo una penitencia que cumplen miles de millares de personas apenas sale el sol. Comienzo a pensar el porqué... ¿por qué todo esto? La cabeza llega a disvariarme tantas ideas de repente, salvándome de la rutina.

- Javier faltan cucharas de café

A la larga funciono a piloto automático. Trato de no perder mi esencia por unos cuantos billetes. A la larga, el único audífono que tengo puesto de mi mp3 player, con algo de heavy metal, salva la monotonía de los platos sucios. Y la gente que llega por montones.

- Javier faltan vasos de soda.

Lo primero que pienso es "acabo de poner 30 vasos y se van de una ida". Trato de no perder mi idea, mi escrito que pretendo plasmar aquí, pero está desvaneciéndose con las órdenes de jugos que bajo de la cocina.

- Javier, de paso, tráeme hielos por favor.

Mientras subo, pienso en esto. El sistema que nos enseña cada día que somos parte de un todo, cuando en realidad deberían inculcarnos que cada uno de nosotros es un todo diferente. Este sistema que te denigra a producir, a ser una herramienta de trabajo, tanto física como mental, el tan llamado "capital humano". Qué triste por lo demás. Qué triste, porque hay quienes, peor que yo, que están condenados a seguir por lo mismo por años y años, absorbidos por el sistema, cumpliendo un deber que ni siquiera es bien remunerado. Entonces sus hijos (la mayoría al menos) intenta entrar a la "elite intelectual" de la Universidad, para "marcar la diferencia". Claro. Son pocos (para no decir prácticamente nadie) la real diferencia. El resto pretende ganar algunos billetes, si es que llegan a conseguir trabajo. Y los viejos te dicen "tienes que seguir estudiando". Hay quienes lo logran a la perfección, perdiendo toda la magia de la vida, de la juventud, del gozo social, y cuando se encuentran con la bestia laboral, caen derrotados una vez más, para no volver a levantarse. Hay quienes, sin mover un dedo, el mundo es suyo. La mayoría de las veces por "ascendencia familiar" (clase alta). Billetes. Billetes. Billetes. Billetes. Porque siempre falta plata. Y los préstamos, y las deudas, y las cobranzas, y los remates, y los despidos... todo girando en torno a esos malditos papeles con valores que, aunque nos digan que no lo es todo, lamentablemente SÍ lo es. Entonces, cuando uno, como yo, no quiere caer resignado a la idea, escapa un poco, escribiendo, escuchando música. Siendo uno a la larga... siendo lo que es.

En el día de mañana, no seré Javier el economista, sino Javier el escritor. Espero que mi habilidad tan vanagloriada no se vea desperdiciada en papeles que empiecen con "Lamentamos informale que..."

- Javier faltan cucharás de té.

Y ahí voy. Al menos salvé lo que traté de decir.


Mi pequeña dedicatoria al Proyecto Venus, y mi anuncio de guerra total contra el sistema monetarista.
Como escuché por ahí "Vive cada día de tu vida como si fuera el último. Un día acertarás."
Ja...

1 comment:

  1. ^^ y entre lavado, ordenes, loza sucia, y llevar los hielos, no lograron quitarte las ganas de sentarte a escribir lo que sentías...
    Al menos por hoy, puedes decir que le ganaste al sistema.

    ^^ tk mi pekeño hermano.

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