¿Por qué despedir algo que nunca fue? ¿Por qué lamentar algo que nunca quiso? ¿Por qué extrañar algo que nunca hubo? Mi alucinación comienza a ser tan real después de tantos miles de años soñándote, mi amor, que toma forma de flor... y nada más...
Siempre fuiste tú. Tú. Sólo tú, en mi obsesión, a pesar de tanto tiempo transcurrido. Oh mi amor si aún te siento tan viva, aunque mi corazón te haya querido olvidar, y no... Porque aún te amo, por muy tonto que suene. O quizás ame tu antigua reminiscencia, la del ayer, la de nosotros, la de tú y yo en una pequeña chance de dos, en una pequeña posibilidad. Y qué pena es el llanto de un guerrero...
¿Qué me pasará? ¿Qué me pasará entonces, a un guerrero de antaño como yo, que aún vive del ayer, de lo que pudo ser, o es que prefiero el ayer porque solía ser más vivo, y hoy, lucho en una batalla que está perdida de antemano? Tus fotografías persisten, tus palabras por igual. Tu risa es casi invencible, y tus labios inolvidables. Y tus ojos... bueno... no quisiera denigrarlos de su divinidad.
No he dejado de amarte. Dudo que deje de hacerlo, porque dondequiera que ando, mi todo me conduce a ti, abalanzándose a mis manos para restregarlo en mi cabeza, en mi pecho...
Una guerra por volver a escuchar un suspiro tuyo en mi oído, pronunciando esas dos palabras que revivieron mi mundo entero...
No comments:
Post a Comment