¡Cuán eterna la noche benigna! El constante mirar a un cielo estrellado, iluminado de sus pequeñas esperanzas, todas constantes en tu mirar. Mas... aún sigo soñando, sigo alucinado.
¡Enemigo querido, eterno contrincante, ven a mí de una buena vez! Mi cuerpo demacrado y malherido con suerte logra mantenerse en alto, mientras los años caen encima, como rocas en arena. A veces no logro volver a levantarme con tanta armadura encima. Sin embargo, mi corazón sigue tan lleno de vida, así como diez mil años atrás, porque el amor es algo sumamente infinito, y en un Caballero... es toda su existencia.
Espero lograr levantarme otra vez.
Espero levantar mi vieja espada...
Vengan a mí...
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