Sunday, December 21, 2008

La Batalla que duró 81 días.


Al principio era difícil de creer. Las cosas que un ente, como la Muerte, toma deprisa. Impredecible. Y lamentable fue el comenzar de una Batalla que el mismo Caballero no deseaba luchar. Ay, amigo mío, familiar y camarada, sólo deseabas que Ella viniera por ti y te liberara de tus cadenas mortales, de habitante de la Madre Tierra. Todos compartimos tu afán, y, aún así, la maldita Vida te tenía un plan. Un plan que duró 81 días y fue la mayor batalla que liberaste. Todos esperábamos (y queríamos) lo peor. Tú también, y a pesar de todo, seguiste aquí. Quisiste darnos una última lección, y lo lograste. De corazón, la he tomado y la he abrazado fuertemente, contra mi pecho, encerrándola en paredes de cristal.

No queda más que decir adiós y gracias. Gracias por darme sonrisas de pequeño, y enseñarme luces del sendero de la Dignidad que hoy en día trato de caminar. Y a ella… gracias por tu inmenso cariño y amor. Por estar allí, en mis momentos. Tengo sus recuerdos guardados codiciadamente. Están en toda la casa…

Vivan felices en el infinito cielo, eternamente. De vez en cuando los miraré, cuando la batalla de mi Vida se torne gris…

Adiós a los dos. Adiós…

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