"Una luz se da a conocer. Tímido, el sol se revela de entre las montañas. Un hermoso amanecer después de tantos días bajo el velo de la oscuridad, invade las tierras del campo de batalla. Desde lo lejos, el Ángel logra distinguir un ser. Caminando medio moribundo, el Gran Caballero se hace presente... victorioso.
-Has ganado la batalla, Gran Caballero. En el nombre del Maestro... ¿qué deseas a cambio?
-¿Qué deseo a cambio?... A mi niña, a mi amor. Estar con ella y regocijarme entre sus brazos. Sentir cómo sus manos curan cada una de mis heridas. Tenerla conmigo. Ser suyo. Encontrar con ella la paz jamás descubierta. Quererla. Amarla. Brindarle la felicidad que se merece.
-Así será, noble Caballero. Ve por ella.
Y así, el Gran Caballero, después de meses confinado a vivir la guerra, se retira. Para descansar. Para dejar las armas. Para visitarla. Para decirle cuánto la quiere..."
Mmm... no sé cómo llegué aquí, pero leer tus publicaciones hace que me proponga volver y enterarme cómo terminará esta historia de este sacrificado caballero.
ReplyDeleteTus palabras me hacen recordar un libro que lei hace un tiempo atrás... "El caballero de la armadura oxidada", no recuerdo el autor en este momento, pero es tan hermoso como tu historia.
Espero no perder tu dirección para seguir leyendo sobre este victorioso caballero.
bye,
se despide una desconocida que comparte tu gusto por las letras...
mmm... como escuché una vez en algo tan simple como una canción... pero con una profundidad inmensa...
ReplyDelete"Será más cuerdo el que piensa o el que mira la luna?"
Aún trato de descifrar la incógnita de ésto. Muchas veces los pensamientos vanos de la cotidaneidad dejan bastante que desear.
Bueno... seguiré pasando por acá entonces para saber como sigue este caballero ficticio para mi como lectora, pero tan real y cotidiano para ti como protagonista.
Un beso y bendiciones...