Monday, June 30, 2008

Contra todo...

“Encontraré un lugar para mí, de nuevos soles, escapando de las noches eternas, recreando el sueño muerto de mis años ya idos...

Batallaré contra los demonios, contra los ángeles, hasta la muerte.
Batallaré contra todo quien me prive de ti, corazón…”

Sunday, June 29, 2008

Al rojo vivo...

Paladín: ¡Vamos maldita sea! ¿Qué esperas? Cada día me levanto, listo para morir, ¿y tú no das señales? Me río ante tu patética aura letal. En mi puño poseo la fuerza del trueno, y en mi alma el grito de millares. ¡Ven, estoy listo! ¿O acaso esperarás el momento exacto? Ya me he enfrentado a ti en incontables ocasiones, y lo seguiré haciendo, hasta que logres vencerme. Sin embargo, no lograrás vencerme del todo. Mi legado será maravilloso, y muchos lo contarán, lo seguirán, e incluso, lo imitarán. Después de mí, habrán unos cuantos más. ¡Envíame a tus asesinos, y que sientan la furia del Universo cayendo en sus corazones llenos de odio! ¡Que la justicia caiga sobre ellos! ¡Por la nobleza de la espada o la fuerza del martillo! Vamos, Muerte, sé que puedes hacerlo mejor. Ya lo has hecho antes…

Y a ti, preciosa, mi más anhelado sueño de vidas antiguas, debo confesarte que he soñado con tu silueta. Te he dibujado constantemente, y a pesar que lleve años haciéndolo, no he logrado descubrirte del todo. Espero que logre encontrarte, antes que Él a mí.

Ángel: Oh Paladín, ya deliras de muerte y destrucción. Escucha tu alma… está llorando de dolor. Así es. Logra escuchar la tonada de suplicios, la más triste de todas. Date cuenta… sólo te sientes solo. Y perdido, y olvidado. Sé que es así. He visto los pasos que has tomado en la Batalla de la Vida. Cada cicatriz que posees, las marcas de esos instantes, aunque estén cerradas, aún las sientes, como el golpe de una espada recién removida de los fuegos infernales. Al rojo vivo.

Paladín: ¿Y qué diablos has de saber tú, bendito? Quisiera ver luchando tus batallas, tus propias batallas, con el coraje y la furia justiciera, como lo he hecho yo.

Ángel: Lo siento, querido. Yo te protejo desde las cimas celestiales. Poseo vida inmortal, y ninguna batalla que luchar. Pero lo que sí soy es el mayor testigo de todos. Yo sólo veo. No siento ni comprendo. Sólo veo y observo.

Paladín: Así es… y qué lástima que sea así.

Ángel: ¿Por qué lo dices?

Paladín: Quisiera que me acompañaras.

Ángel: Ella te sigue. Lo sabes.

Paladín: A pesar que la siga sintiendo conmigo, desde años idos, es inevitable sentir una inmensa soledad.

Ángel: No dejes que eso te destruya, será una victoria para Él.

Paladín: Tranquilo. Me queda mucha vida aún por batallar, por sonreír, por sufrir. Todo sea por ella. Por mi amada...

Ángel: No será en vano. Créeme que no será en vano.

Cada cual se retira a sus respectivos sitios. El Gran Paladín, con aires tristes, mas con un alma de coraje indestructible, retoma su marcha.

Friday, June 27, 2008

Responde...

"¿Cuántos serán los que quedan a mi lado? No lo sé.

Años anteriores, imaginaba a millares siguiéndome el paso, bajo el grito unísono de la fuerza, de la carga, de la batalla. Millares de hermanos, marchando hacia el fin de una senda de nobleza y gloria. Con los días, con los segundos, caían miles. Cientos de miles quedaron atrás. Pocos días faltan para “celebrar” el nuevo año, y no quedan muchos a mi lado. Ni siquiera quedan, ya que es mi batalla, mi espada y mi escudo. Cuesta mundos enteros el darse fuerza a sí mismo, y cuesta un Universo completo mantenerla invicta e intacta ante la corrupción del alma, ante las suciedad indigna de la tentación, del pecado.

Debo confesar que he caído en tentaciones. Y maldita sea que me duele. Como una espada retorciéndose en mi corazón, una y otra vez, lentamente, derramando toda la sangre que intentaba proteger. La verdadera sangre de Reyes.

Siento que no pertenezco a esta era, a este tiempo, a estas tierras. Sin embargo, a duras penas, he logrado hacerme de un lugar, a pesar que la soledad en estas malditas y sangrientas trincheras es inevitable. Los amaneceres rojos, los atardeceres oscuros. Las lunas invisibles, los soles escondidos. Los mares negros, los cielos grises. Miles de días han sido así, y lo serán… yo lo sé. Por lo mismo, me encantan las sorpresas, hechas luces.

¿Qué trato de lograr con esta modesta confesión? Nada, sólo descargar lo que mi alma con tanto dolor alberga. Desatar, por un momento, las bestias encerradas en mi ser. Las que logro ahogar por un instante, para mantener mi posición en el campo de batalla.

Impresionante es, la verdad, la fortaleza infinita de no sólo de mí, sino de quienes logran algo similar, o mucho más.

Pronto, o en diez mil años más, la Victoria será mía. Las lágrimas dejarán de ser derramadas, y los corazones tendrán un respiro de consuelo, ante tantos días rotos. Sólo espero que, en el transcurso de mi propia lucha, encuentre a quien quisiera encontrar. O al menos, a quien creo ya amar. A quien he amado desde el momento que mis ojos se abrieron, tímidos, ante la luz eterna del sol. A quien he amado tan fervorosamente, desde que conozco lo que significa la Batalla de la Vida. A quien he soñado, imaginado, anhelado durante miles y miles de días, sin excepción alguna en ninguno de éstos. Aunque sea por un minuto al día.

Quizás jamás logren derrotarme. Quizás jamás logren abatirme. Quizás sea invencible ante mis enemigos, siendo asesinados por cientos. Pero, sin el corazón amado, la Victoria en la Batalla de la Vida sería inalcanzable.

Digan lo que quieran, es mi Batalla, y la daré hasta la muerte. Lucharé en cada suspiro de mi corazón, lucharé en cada respirar de mi alma. Lucharé por ella. Ni los dioses me detendrán, porque te amo demasiado, dulzura, y, aunque no existas aún, o tal vez exististe en un pasado muy doloroso, sigo adelante por ti. Eres el deseo más grande que poseo, que ni mi propia mente logra contemplarte por completo. Ni el mismísimo Universo logra abarcarte en tu totalidad. Sólo deseo ser suficientemente digno ante tus ojos, ante tu mirar, ante tus exquisitas y suaves manos, rozando cada centímetro de mí, brindándome el consuelo que siempre he querido.

¿Qué dirás, después de todo esto…? Responde… por favor responde…"

Sunday, June 22, 2008

Tu mirada a vencer...

“¿Qué secreto, qué misterio, guardarán aquéllos girasoles oscuros, inmersos en su devenir de la vida? ¿Qué será, corazón? Me enferma no saberlo, lo sabes. Ante los titanes llamados segundos, marchan lentamente, mientras mi mirada yace en tus girasoles. Gigantes, colosos quienes acumulan ferozmente las arenas del tiempo, y yo los siento caer, uno por uno, en todo mi ser, ante tu propia mirada. Intento zafarme de ésta, salvarme de tus arenas movedizas, sin embargo, los intentos son suspiros al viento. No es huir de ti, es dejar capturarme, es dejar conquistarme ante la Venus misma del Universo. Habría de comenzar una nueva Cruzada contra ti, preciosa, mas dudo ganar. Ni quiero vencer… nunca vencer. Tu corazón es mi victoria.”

Thursday, June 19, 2008

Para mis hermanos...

“Para los compañeros, camaradas de batalla, amigos de las Victorias, sí a ustedes, queridos míos. ¿Qué diablos sería sin sus valerosas palabras? ¿Qué diablos sería sin sus improvisados consejos? ¿Qué diablos sería sin su experiencia maldita? El pasado nos enlaza, como una cadena de púas, cruzándose entre nuestras piernas, abriendo heridas, brotando la sangre de los indescriptibles recuerdos. Sin embargo, con ese doloroso instrumento inserto en nuestras exhaustas carnes, seguimos caminando en el sendero de la vida. ¡A seguir luchando! ¡A seguir batallando! ¡A seguir peleando por todo lo que creemos bueno y justo sólo porque es bueno y justo! Y… cuando los días y nuestros respectivos Maestros, den señales de nuestras despedidas, nos iremos de este mundo, dignos, nobles, pero por sobretodo, héroes. Héroes de la madre de todas las batallas: La vida misma.”

Para ustedes tres, amigos míos. Para Marco, Sebastián y Matías...

Friday, June 13, 2008

Los diez mil años II ...

“¿Qué será del Paladín y sus batallas? Sí, las eternas batallas. Su cuerpo y alma, motivados ante la majestuosidad de quien se hace llamar ‘su amada’. ¡Qué deliciosa sensación de victoria anticipada! La gloria desgastando el músculo y reviviendo el viejo corazón. Los diez mil años de lucha y combate por una sola cosa: su mujer.

’Ay vida mía, sólo tú me comprendes por entero y, a la vez, no. La imagen inquebrantable de tus labios y tu mirar, es el mártir de mi esperanza. Mi senda ha sido iluminada con ella, y por ti, gastaré cada aliento que me quede, derrotando cada quien trate de oponerse a mi unión contigo. Sólo la Luna es mi confidente… pregúntale qué le he dicho de ti, corazón. Mi mensaje volará a través de los días y los cuatro vientos, esperando que me respondas con el aroma de la vida, del amor, de la esperanza. ¡Mi amor, por favor, apaga estas llamas de la Muerte! Sólo tú eres capaz… yo soy sólo un Escudo entre tu divinidad y la mortalidad. Sé mi sol hoy. Sé mi sol mañana y el año venidero. Sólo contigo, la batalla de la vida tiene victoria alguna. Te amo, preciosa.’

Los siglos contarán la historia del Guerrero, del Guerrero del Amor, quien batalló por quien creía lo más benévolo existente. Los siglos mantendrán viva la leyenda de quien luchó por una mujer."

Diez mil años...

“¿Dónde estarás, vida mía…? ¿Dónde estarás? Mi viejo corazón ansía verte, y creo que esperará otros diez mil años si es necesario…”

Monday, June 09, 2008

Para ti, Guardia del allí...

“Oh Guardia, ¿qué harás allí? ¿Qué hay de atractivo en ese lugar, en ese maldito lugar? Ni idea alguna tendrás de lo que pisas, del santuario de momentos forjados en ese bendito rincón. La sensación del gigante azul, descansando a tus pies, con el respirar del Maestro Divino, transformado en gaviotas. La furia estrellada en la tierra, en las rocas, mientras cierto ser, de origen desconocido, me atrapaba en sus brazos. ¿De dónde llegó? Qué sabré yo, maldita sea. Fue un extracto de deseo cumplido, como también el mismísimo extracto de canto cantado. La voz hecha terciopelo, inyectándome el placer de la tranquilidad, de la paz que tanto ansiaba de años idos. ¿Pero qué diablos has de saber tú, Guardia, que proteges el recuerdo, la memoria de aquel instante? No te preocupes, piedad y misericordia tendré sobre ti… por ahora. Porque el pasado no es más que agujas y plumas. No es más que momentos. La gloria de ése instante yace en mi memoria, y es algo que posee con garantía, porque una vez me enamoré, y allí, oh amigo Guardia, allí fue.”

Friday, June 06, 2008

Luchar es...

“Es imprescindible luchar por todo. Luchar por lo amado, luchar por lo deseado, luchar por lo soñado, luchar por lo anhelado. ¿Pero qué es exactamente luchar? Para mí, es batallar heroicamente. Es suspirar, es llorar, es sonreír, es sentir. Es presentar armas ante los obstáculos del día a día y también es dejarlas por un minuto, sin ánimos de rendirse. Es brotar felicidad momentánea en el corazón de quienes nos rodean. Es brindar castigo eterno ante los seguidores del odio y la injusticia. Es recobrar fuerzas en las caídas. Es mantenerse en la iluminada senda del Guerrero. Es tratar las heridas ajenas. Es tratar las heridas propias. Es pelear hasta el cansancio por amor, por gloria, por dignidad.

Luchar… es vivir.

Como dijo una vez Max Heindel:

”El único fracaso verdadero es dejar de luchar”.

Thursday, June 05, 2008

¿Qué haré?

“¿Qué diablos dirán las futuras historias de ti? Tenían una idea de ti los bardos, los escribas, los intelectuales y los poetas. Sí que la tenían, preciosa, y ni a ellos mismos les logro entender todo lo que dicen. Eres mi milagro convertido en obsesión. ¿Qué haré al final contigo, cuando eres mi todo existente, en carne y hueso, real, viva, y siendo mortal, ocupas cada extracto de mis días, de mi entorno entero, de mi mundo? Tengo una idea de qué hacer: Disfrutarte. La vida, la desgraciada, no vuelve a dar milagros así, otra vez…”

Tuesday, June 03, 2008

¡A por ella!

“Ésta es la batalla del tiempo, la batalla de la historia, donde no existe victoria alguna.
Ésta es la batalla de la historia, donde el enemigo es invencible.
Ésta es la batalla de todas las batallas. Cada ser abatido, es honor para el Gran Paladín.
Cada ser abatido, es un nuevo cuento que relatar.
Cada ser abatido, le brinda algo de ella. Y por ella, derrotará a quien sea y a lo que sea.
Ésta es la batalla por ella, donde sólo leyendas son forjadas en cada paso.
Donde millones caerán ante su mirar. Donde millones conocerán lo más cercano al cielo que existe. Donde millones contarán, en años idos, su silueta. Donde millones enfrentarán a un Noble Caballero enamorado. Un hombre… armado de espada y escudo, de finísima armadura, del espíritu inquebrantable del amor. Armado de la pasión, de la obsesión. Esto es, amigos y amigas mías, la historia de un loco. La historia de quien persiguió, día y noche, la dignidad necesaria para llegar a los pies de ella. Quienes le luchen, en el nombre del odio, sólo se sumirán ante el miedo y la desesperación. Quienes le luchen, en el nombre de lo indigno, sólo caerán, como hojas secas de árboles en otoño. Quienes le luchen, en el nombre de la Muerte, sólo la conocerán más pronto de lo que esperaban.

Oh, Gran Paladín, ve y batállala. Ve y conquístala. Que su bendito nombre, su bendito cuerpo, su bendito corazón sea tu moral, tu motivo, tu valor. Porque nadie más lo hará como tú. Nadie lo hará así por ella. Porque ella es la salvación de tu existencia, y por ella has de dar la vida entera. ¡A por ella entonces!”