"Y, por si fuera poco, el Gran Paladín es gratificado con el mayor regalo del Maestro. Su corazón enardece de alegría. Benditos días del Gran Paladín. Está dispuesto a todo. Su espada cargará su misión, el poder de su misión, la cual logrará sus cometidos a fuerza y valor. Batallando contra los cientos, contra los miles, su corazón lo guiará con el espíritu del amor, para cargar contra su adversario, y salir victorioso. Su escudo protegerá a su amada, y, si fuera necesario, usará su propia vida para alejarla del peligro.
'Ay amor. La batalla de la vida está de nuestro lado. Solo anhelo crear mi propio Universo contigo. Y ya verás que lo haremos, con nuestras propias manos. Seremos los regidores del nuevo lugar y nadie ni nada se nos interpondrán.
Ayer, bendito ayer, te di mi todo. Y vos me lo retruibuiste de igual manera. Descubriste el tesoro enterrado hace siglos y siglos, despojándome de toda placa de mi Gran Armadura de Plata. Sin armadura, preciosa. Ni escudo, ni espada. Sólo yo. Y sonreíste al descubrirme... y me besaste al descubrirme...'
La Gran Batalla del tiempo ya comienza a introducir enemigos en sus tierras. Mas, ellos, lado a lado, y con el amor de su aliado, el corazón como espíritu... dan indicios de una victoria anticipada.
... fui tuyo... fuiste mía..."
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