"El vencer a la muerte no significa conquistar la felicidad..."
"En el final de los finales sólo pueden haber comienzos"
De profundis clamavi cor meum, epur cor tua non contestat, et anima mea non requiescat. A batallar una vez más...con mi lápiz como espada. La batalla, para los valientes, es un viaje sólo de ida.
Thursday, February 28, 2008
Wednesday, February 27, 2008
Sueño de fotografías...
"-Mírate cómo estás... ¡tan chiquito y tan tierno!
Asaltante de improviso, hurtabas cada una de mis imágenes de pequeño. Extrañamente sentía el cariño que le dedicabas a cada una de ellas. Optaba por la opción de callar y mirarte fijo. Pero tú, allí sentada en mi sofá, prácticamente comiendo mis fotografías, album por album, gozando de ellas, como si hubieses estado allí. No aceptaste mi bebida, tampoco la comida, sólo querías ver esas fotos.
La luna conquistó esa noche. Omnipresente en todo rincón existente, se lucía todopoderosa. Escasos celestes eso sí. Me distraía un poco observando esto. Luego, me propuse guiarte en cada fotografía, mas me arrepentí. La intimidad me mataría. Es verdad, tengo que recorrer gigantescos metros distanciándome de ti. Después, tomé mi vieja espada... recordé las antiguas batallas. Las veía claramente como te veía a ti. Los enemigos caídos, las victorias, el cansancio y jadeo reinantes en cada instante. La infinita moral. Mucha historia posee esta espada, y la sangre lavada para afirmarlo, así como yo y mis cicatrices. Tú seguías en lo tuyo, aprendiendo mi vida de segundos.
- Tan caballero que saliste, niño.
Mi respuesta era mi silencio. Sólo ojeaba un poco tus piernas desnudas y tu oscura cabellera caída en el lado izquierdo de tu cuerpo, ocultando un poco el escote dominante. Para calmarme, sólo tomaba mi bebida, aunque no sirvió de mucho. Te paraste y te acercaste amenazante, así como tú sabes hacerlo.
- ¿Aquí qué edad tenías?
- Creo que 15 años.
- Ya te veías todo un hombre. - Y me besaste.
¿A los 15 años un hombre? Andaba más preocupado de calificarme en el colegio y de la sociedad. Algo infantil actuaba. Pero debo reconocer que ya escribía. Ya te dedicaba un par de pensamientos, los cuales tengo ocultos en mi cuaderno, debajo del mueble. Nunca darás con ellos. Prefiero que sea así. Jamás sabrás lo que siento de verdad...
-¡Mírame! Era tan fea de niña... - Me llamaste la atención con una fotografía de ambos al tener 16 años.
- Eras más fea que ahora, pero no más hermosa que mañana.
- Gracias, lindo...
Tus brazos rodearon mi cuello y tu rostro se acomodó en mi pecho. Me sentí sonrojar. Me sentí adormecer y a la vez despertar. Me sentí hervir y a la vez tranquilizar. Mil malditas sensaciones que provocaban el acelerado pulso de mi corazón. Tu mano se abrió entera y, posándose en mi pecho, tomó mi corazón nervioso. La otra arrancó mi mano derecha de su bolsillo, escondida entre lo insignificante. Te temí por un par de segundos. Sonreíste. Sonreíste tal cual el sol despertando.
- Ya lo sé... "
Asaltante de improviso, hurtabas cada una de mis imágenes de pequeño. Extrañamente sentía el cariño que le dedicabas a cada una de ellas. Optaba por la opción de callar y mirarte fijo. Pero tú, allí sentada en mi sofá, prácticamente comiendo mis fotografías, album por album, gozando de ellas, como si hubieses estado allí. No aceptaste mi bebida, tampoco la comida, sólo querías ver esas fotos.
La luna conquistó esa noche. Omnipresente en todo rincón existente, se lucía todopoderosa. Escasos celestes eso sí. Me distraía un poco observando esto. Luego, me propuse guiarte en cada fotografía, mas me arrepentí. La intimidad me mataría. Es verdad, tengo que recorrer gigantescos metros distanciándome de ti. Después, tomé mi vieja espada... recordé las antiguas batallas. Las veía claramente como te veía a ti. Los enemigos caídos, las victorias, el cansancio y jadeo reinantes en cada instante. La infinita moral. Mucha historia posee esta espada, y la sangre lavada para afirmarlo, así como yo y mis cicatrices. Tú seguías en lo tuyo, aprendiendo mi vida de segundos.
- Tan caballero que saliste, niño.
Mi respuesta era mi silencio. Sólo ojeaba un poco tus piernas desnudas y tu oscura cabellera caída en el lado izquierdo de tu cuerpo, ocultando un poco el escote dominante. Para calmarme, sólo tomaba mi bebida, aunque no sirvió de mucho. Te paraste y te acercaste amenazante, así como tú sabes hacerlo.
- ¿Aquí qué edad tenías?
- Creo que 15 años.
- Ya te veías todo un hombre. - Y me besaste.
¿A los 15 años un hombre? Andaba más preocupado de calificarme en el colegio y de la sociedad. Algo infantil actuaba. Pero debo reconocer que ya escribía. Ya te dedicaba un par de pensamientos, los cuales tengo ocultos en mi cuaderno, debajo del mueble. Nunca darás con ellos. Prefiero que sea así. Jamás sabrás lo que siento de verdad...
-¡Mírame! Era tan fea de niña... - Me llamaste la atención con una fotografía de ambos al tener 16 años.
- Eras más fea que ahora, pero no más hermosa que mañana.
- Gracias, lindo...
Tus brazos rodearon mi cuello y tu rostro se acomodó en mi pecho. Me sentí sonrojar. Me sentí adormecer y a la vez despertar. Me sentí hervir y a la vez tranquilizar. Mil malditas sensaciones que provocaban el acelerado pulso de mi corazón. Tu mano se abrió entera y, posándose en mi pecho, tomó mi corazón nervioso. La otra arrancó mi mano derecha de su bolsillo, escondida entre lo insignificante. Te temí por un par de segundos. Sonreíste. Sonreíste tal cual el sol despertando.
- Ya lo sé... "
Sunday, February 24, 2008
Paz...
"Acogido por el sol, las tierras de nada y nadie, y algo de viento, el Paladín descansa su cuerpo, su alma atormentada. No posee misión ni cruzada alguna. Luchó lo que tuvo que luchar, y vive para contarlo. Si bien fracasó en la última Gran Batalla, su espíritu de guerrero sigue intacto. La espada puede ser cargada una vez más, con orgullo.
Es tiempo de paz. Es tiempo de tranquilidad y armonía para el Gran Paladín. Batallas llegarán, sí, es cierto. Él las espera paciente. Por ahora sólo disfrutará de la instancia de la naturaleza concedida por su Maestro. Sonríe bajo el yelmo. Sonríe bajo el sol que lo consuela entre sus infernales brazos de luz. Sonríe ante la alianza del cielo y mar...
Es tiempo de paz...
Mujer mía, que yaces oculta entre el misterio y la oscuridad de la incertidumbre, algún día daré contigo, corazón, y la infinidad de nuestro fuego iluminará mil planetas.
Dime que me quieres, y encenderé cada centímetro de tu cuerpo... hasta tu alma."
Es tiempo de paz. Es tiempo de tranquilidad y armonía para el Gran Paladín. Batallas llegarán, sí, es cierto. Él las espera paciente. Por ahora sólo disfrutará de la instancia de la naturaleza concedida por su Maestro. Sonríe bajo el yelmo. Sonríe bajo el sol que lo consuela entre sus infernales brazos de luz. Sonríe ante la alianza del cielo y mar...
Es tiempo de paz...
Mujer mía, que yaces oculta entre el misterio y la oscuridad de la incertidumbre, algún día daré contigo, corazón, y la infinidad de nuestro fuego iluminará mil planetas.
Dime que me quieres, y encenderé cada centímetro de tu cuerpo... hasta tu alma."
Tuesday, February 19, 2008
Héroe...
"Siento la envidia corroer. Los restos de aceite contaminar lo poco de agua restante. Escuchar, leer o sentir las cinco benditas letras desde la lengua deseada a una ajena a mí. Esto da a pensar... ¿me lo habré buscado? ¿Soy el creador de mi propia tragedia? ¿Soy el forjador de la maldita daga de mi auto-eliminación? Cada acto de vida, de mi vida, ha sido con algo de dignidad siempre... ¡Siempre! La impotencia del fracaso, de la frustración, de la pérdida y la derrota total. Porque a fin de cuentas, somos los héroes de nuestras vidas. Somos los guerreros de nuestras guerras. Somos los soldados de nuestros campos de batalla. Somos los únicos quienes podemos revertir el patético y maldito efecto de donde estamos, de donde estamos estancados, casi aniquilados, y conseguir una victoria de por medio. Porque es sólo cuestión de levantar moral, de levantar ánimos, de levantar espada y escudo, y actuar, y batallar, y luchar, y guerrear, aunque se extermine la existencia misma. Aunque muera de por medio, aunque caiga y nunca más logre levantarme, es dar a conocer al mundo entero las palabras "pasión", "deseo", "honor". Sin importar el tipo de batalla, incluyendo la del amor. Y batallar no sólo significa vencer. Batallar significa amar. Significa que con cada golpe que brinde, la fuerza del Universo entero esté impregnado en cada uno de ellos. Que el Enemigo Digno logre darse cuenta que pelear contra mí será en vano, porque mi amor, mi moral, y sobretodo, mis días, están de mi lado, y ni la voluntad de los Dioses lograrán un revés en la lucha."
Friday, February 15, 2008
14 de Febrero...
"Me declaro débil. Sentado a los pies de un árbol, observando las hojas caer, con ojos semiabiertos. El sueño me hace su presa. Caigo víctima, una vez más. Oh sí, linda, estás inmersa en él. Sin embargo, despierto rápidamente, y cuán triste es la realidad. Me pongo de pie, con índole de derrotado, a pesar que no hubo batalla alguna... ni suerte de una. Cabizbajo y patético, camino por las viejas calles de mi ciudad, viendo a los ajenos, ese planeta distante de mis días. Pienso que te beso. Pienso que te abrazo. Salto. Corro. Grito. Me miran mal. Me miran curiosos. No importa, sigo en lo mío. Qué monótono es, la verdad, inevitable de sentirlo. Inevitable es también mirar la esquina, creyendo que de ahí saldrás. Al cielo, que de allí bajarás, vistiendo las mismas alas con las que te conocí. Adivinando el auto del cual saldrás.
Horas pasan. El día aún no acaba, pero el que lo sigue está a punto de llegar, amenazante y atemorizante. Sí... quedan unos minutos. Estoy sentado de nuevo, esta vez con una montaña de amiga. La noche está preciosa, corazón. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... en esta dulce noche de luna incompleta... en esta dulce noche de cielos sin intervenciones... en esta dulce noche de estrellas invencibles... ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... quizás riendo, quizás llorando, quizás batallando, quizás descansando... y quizás, sólo quizás, corazón... pensar en mí... sólo quizás. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... con aromas y flores, parecidas a ti... sin ser ti. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... tocándote sin hacerlo, besándote sin cumplirlo, queriéndote sin lograrlo... ¿qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... en una noche infinita, de igual cantidad de lágrimas. De igual cantidad de pensamientos asemejados a tu perfil.
El silencio se hace dueño del lugar. Del lugar entero. Los cientos de miles callan. Logro escuchar el viento, y los fuegos artificiales estallando en medio del cielo nocturno. Los cientos de miles, expectantes, disfrutan el momento. Algunos concentrados, otros queridos. Algunos asombrados, otros amados. Yo ni uno ni lo otro. Claro que no. Sólo agradezco a mi Maestro por la instancia concedida. Y a la vez, viendo una pareja ajena a mi lado, lo maldigo. Lo maldigo en este 14. Lo maldigo el resto del camino.
Derrotado una vez más. Estoy a pasos de esa puerta. Creo que nunca me había costado tanto encontrar las llaves en el bolsillo. ¿Por qué será?
Por fin la abro. Allí estás. Sin pasar un segundo, cuestiono inmediatamente tu veracidad. Te pido que te acerques. Lo haces sin vacilar. Intimidado por la proximidad, intento estirar mi brazo, estallando los deseos, la pasión prohibida. El ejército de mis dedos ataca tu tez, y al pareces puedo cantar victoria. Me miras. Me miras como si fuese la última vez. Me sonríes... le he enviado un mensaje a mi Maestro... dice "gracias".
Sé que no eres real. Estás tan lejos, mas no por ello no te disfrutaré. No por ello no dejaré que resucites mis días, aunque sea este día en particular. Usa tu tez. Usa tu voz. Usa tus ojos. Usa tus labios. Te doy total autorización, sin papel de por medio. Tu nieve de cristal. Tus canciones y armonías. Tu luz y tu fuego. Saca provecho de ello, y la mentira callará por este instante. Por lo menos en este día."
Horas pasan. El día aún no acaba, pero el que lo sigue está a punto de llegar, amenazante y atemorizante. Sí... quedan unos minutos. Estoy sentado de nuevo, esta vez con una montaña de amiga. La noche está preciosa, corazón. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... en esta dulce noche de luna incompleta... en esta dulce noche de cielos sin intervenciones... en esta dulce noche de estrellas invencibles... ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... quizás riendo, quizás llorando, quizás batallando, quizás descansando... y quizás, sólo quizás, corazón... pensar en mí... sólo quizás. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... con aromas y flores, parecidas a ti... sin ser ti. ¿Qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... tocándote sin hacerlo, besándote sin cumplirlo, queriéndote sin lograrlo... ¿qué harás, qué harás? me pregunto de pronto... en una noche infinita, de igual cantidad de lágrimas. De igual cantidad de pensamientos asemejados a tu perfil.
El silencio se hace dueño del lugar. Del lugar entero. Los cientos de miles callan. Logro escuchar el viento, y los fuegos artificiales estallando en medio del cielo nocturno. Los cientos de miles, expectantes, disfrutan el momento. Algunos concentrados, otros queridos. Algunos asombrados, otros amados. Yo ni uno ni lo otro. Claro que no. Sólo agradezco a mi Maestro por la instancia concedida. Y a la vez, viendo una pareja ajena a mi lado, lo maldigo. Lo maldigo en este 14. Lo maldigo el resto del camino.
Derrotado una vez más. Estoy a pasos de esa puerta. Creo que nunca me había costado tanto encontrar las llaves en el bolsillo. ¿Por qué será?
Por fin la abro. Allí estás. Sin pasar un segundo, cuestiono inmediatamente tu veracidad. Te pido que te acerques. Lo haces sin vacilar. Intimidado por la proximidad, intento estirar mi brazo, estallando los deseos, la pasión prohibida. El ejército de mis dedos ataca tu tez, y al pareces puedo cantar victoria. Me miras. Me miras como si fuese la última vez. Me sonríes... le he enviado un mensaje a mi Maestro... dice "gracias".
Sé que no eres real. Estás tan lejos, mas no por ello no te disfrutaré. No por ello no dejaré que resucites mis días, aunque sea este día en particular. Usa tu tez. Usa tu voz. Usa tus ojos. Usa tus labios. Te doy total autorización, sin papel de por medio. Tu nieve de cristal. Tus canciones y armonías. Tu luz y tu fuego. Saca provecho de ello, y la mentira callará por este instante. Por lo menos en este día."
Thursday, February 07, 2008
Nuevo amigo...
”Y la maldición persiste, querida mía. La blasfemia absoluta de mi vida, basada en hechos reales. ¡El Universo entero conspira contra mí! La vaga esperanza de alguna vez tenerte… ¡Lo siento así! Oh, preciosa, ¿qué le voy a hacer? He perdido el control con estos golpes furiosos de mi existencia. Moldeo tu silueta, tu perfil semi-perfecto, la constitución de tus curvas y de tu sonrisa plena. Somos artistas, querida. Tú pintas mis días, yo los registro… uno por uno. Aquí, en el borde de la muerte, deleito tus gestos inocentes e infantiles. El sencillo sonrojo de tus mejillas que se manifiesta por mis manos rozando las tuyas. ¡Oh poderosos detalles que regocijan mis ojos y mis labios, aquí en el borde de la muerte! ¿Qué me queda por pedir? Sólo que el ser de negro y su Hoz esté a unos cuantos pasos de mí. Ay, no te vayas, nuevo amigo…
Y lloro… como el perro que yace en las afueras, aullándole a la luna, su eterna compañera de soledades, que parte en busca de lo suyo… y que quizás nunca lo encontrará.”
Y lloro… como el perro que yace en las afueras, aullándole a la luna, su eterna compañera de soledades, que parte en busca de lo suyo… y que quizás nunca lo encontrará.”
Friday, February 01, 2008
Una noche intranquila...
"Tirado en el reposo que brinda el lecho nocturno, sucumbían mis pensamientos con rasgos de tu tez. La maldita secuela de tus ojos negros que jamás me han visto. Mis palabras son huecas para tratar de describirte. Lo mortal de tratar de recitar a la divinidad. Mis palabras son un insulto de tu ser, la depravación total de tu cuerpo virginal...
¿Qué hago tan tarde despierto? Desvarío... sí... es verdad... y tú eres mi crisis. ¿Cuál será la razón? Me analizo detenidamente. La teoría replanteada de mi ser. Mi razón expone sus argumentos, todos con tu nombre impreso. Y hablo de tí en el inmenso mundo de mi dormitorio, con las sábanas tiradas al suelo, buscándote entre ellas, creyendo que surges entre las sombras. Que tu cuerpo me encuentra desprevenido y de pronto me atrapes eternamente. Pero dejaron de ser argumentos... comenzaron a ser deseos y sueños. ¿Es malo serte sincero? No lo sé, pero sólo sé que me encantarían tus labios...
Me quemo. Me quemo bien dentro. Me quemo bien dentro por ti. Maldito fuego apasional. Maldito fuego lujurioso. Maldito fuego de amor. Querer componer contigo el hermoso compás de caricias inmerso en nuestro pequeño lecho. Nuestra canción que nadie entiende... sólo tú y yo. Y con los ojos cerrados, descansando de la batalla, tú despiertas dulce, como tú eres, y susurrándome esas dos bellísimas palabras, inicies mi nuevo día... mirando tu rostro en vez el sol que se cuela por nuestra ventana.
Intangibles son estas cosas que pensé. ¿Pero qué, preciosa?... las pensé. Me halaga ser el culpable de lo que te imagino en ti. ¿Quieres que te mienta? Bien... lo haré. No te he encontrado en mis días nuevos. No te he encontrado en la tierra, ni en el cielo, ni en el mar... ni en los pájaros que imitan tu voz, ni en los pétalos de tu piel. Lo sé... estoy bien perdido. Pero anda, ve, lánzate hacia mí, hacia mí derrotado, y aprovéchate... que no te daré resistencia a tu sonrisa ni a tus manos... mucho menos a tus palabras que caen como azúcar en mis oídos, oídos envejecidos de cruzadas frustradas. Ven a mis brazos, mi niña, pero te lo advierto... quizás jamás te deje ir."
¿Qué hago tan tarde despierto? Desvarío... sí... es verdad... y tú eres mi crisis. ¿Cuál será la razón? Me analizo detenidamente. La teoría replanteada de mi ser. Mi razón expone sus argumentos, todos con tu nombre impreso. Y hablo de tí en el inmenso mundo de mi dormitorio, con las sábanas tiradas al suelo, buscándote entre ellas, creyendo que surges entre las sombras. Que tu cuerpo me encuentra desprevenido y de pronto me atrapes eternamente. Pero dejaron de ser argumentos... comenzaron a ser deseos y sueños. ¿Es malo serte sincero? No lo sé, pero sólo sé que me encantarían tus labios...
Me quemo. Me quemo bien dentro. Me quemo bien dentro por ti. Maldito fuego apasional. Maldito fuego lujurioso. Maldito fuego de amor. Querer componer contigo el hermoso compás de caricias inmerso en nuestro pequeño lecho. Nuestra canción que nadie entiende... sólo tú y yo. Y con los ojos cerrados, descansando de la batalla, tú despiertas dulce, como tú eres, y susurrándome esas dos bellísimas palabras, inicies mi nuevo día... mirando tu rostro en vez el sol que se cuela por nuestra ventana.
Intangibles son estas cosas que pensé. ¿Pero qué, preciosa?... las pensé. Me halaga ser el culpable de lo que te imagino en ti. ¿Quieres que te mienta? Bien... lo haré. No te he encontrado en mis días nuevos. No te he encontrado en la tierra, ni en el cielo, ni en el mar... ni en los pájaros que imitan tu voz, ni en los pétalos de tu piel. Lo sé... estoy bien perdido. Pero anda, ve, lánzate hacia mí, hacia mí derrotado, y aprovéchate... que no te daré resistencia a tu sonrisa ni a tus manos... mucho menos a tus palabras que caen como azúcar en mis oídos, oídos envejecidos de cruzadas frustradas. Ven a mis brazos, mi niña, pero te lo advierto... quizás jamás te deje ir."