Sunday, November 29, 2009

Buscando trascender...

Varios se han ido. Varios se han perdido. Los he visto marcharse, como hojas secas azotadas por los vientos. A sólo algunos les he llorado. Al resto, a pesar de no alcanzar a conocerlos. les hago una reverencia como signo de respeto. La furia de la vida, en su campo de batalla, les ha arrebatado las existencias a todos ellos, justa como injustamente. Y no, no les importa irse así como así. He sido testigo de los intentos, y algunos exitosos, de permanecer a lo largo del tiempo. Personalmente me encanta la idea de la trascendencia... intento formar parte de en ello. Toos ellos nos dan alguna lección para la vida. Quisiera aprenderlas todas.

No todos se han ido. Están los que, por voluntad propia o resignación, se mantienen fuertes. Sufren, lloran y desangran de desesperación, pero se quedan. También he aprendido con ellos. He memorizado sus palabras tan valiosas, como también la cantidad de lágrimas que han derramado.

He llegado al final de mi línea. Y a pesar de todos los arrebatos que me han hecho, mi sueño de volar sigue de pie.

Quiero volar contigo, sentir la vieja brisa de la mañana al despertar. Desatarme las viejas cadenas de la monotonía, de la maldita rutina. Liberarme de aquél que me impide ser yo mismo.

Si Ella llegase, antes de lo previsto, de lo que yo esperaba... bueno, no le impondré resistencia alguna y le devolveré la sonrisa.

Maldita mundo que ha condenado su propio final. Un final que pareciera ser fantásticamente apocalíptico; sin embargo, ojalá supieran lo que yo sé, y el panorama les será trágicamente sencillo, muy simple de entender.

Por ti, amigo y hermano de mi Camino, quien padece de tanto dolor ahora, a quien le lloré de frente apenas anoche, te dedico algunas palabras... como mínimo:

LUCHASTE POR LO QUE SOÑABAS Y LO CONSEGUISTE. AHORA DEBES LUCHAR POR MANTENERLO VIVO A TU LADO.

Por favor, maestro mío, bríndame un último fragmento de tu infinito.
Te necesito hoy y ahora, más que nunca, cuando todas las oscuridades parecen encerrarme y aprisionarme.
Te necesito hoy y ahora, cuando mi mente ya no puede soportar el pasado de lo que no soy, y mi cuerpo no impone mayor desafío a esos millares.
Te necesito hoy y ahora, cuando mis sueños y anhelos parecen ser desvanecidos lentamente, y mi hermosa Esperanza se va con ellos.
Te necesito hoy y ahora, cuando la interminable y tediosa batalla de la Vida no me da tregua alguna, y Ella no cesa de cruzarse en mi camino, atrayéndome a sus sombríos aposentos, prometiéndome mentiras.

Fly with me forever high,
and with these wings
we'll set the world on fire.
Fly with me, through scorching skies,
you and I, the lie of lies. (Symphony X - Set the world on fire)

Por ti, querido amigo, y por mi querida Esperanza...
Vuelvo a marchar... otra vez...

Friday, November 27, 2009

Cediendo...

“Un cielo benigno brilla y enceguece los ojos del pobre moribundo. Se le nota a lo lejos, oculto del sol matutino, bajo unos árboles medio muertos. Sus manos ensangrentadas apenas logran escribir unas palabras.
‘Aquí estoy otra vez, corazón, escribiéndote mientras te extraño en cada letra. ¿Cómo estarás allá arriba, amor? ¿Serán tus brazos o tus alas que me cubren y me entibian?
Ya olvidé el gusto dulce de tus labios, tu tez clara y blanquecina. Perdóname mi amor, por favor. Lo negro aquí es demasiado para mí. Tu luz se ha desvanecido completamente, y la fineza de tu mirar ya no descubre mi sentir. Asumo que sueles pensar en mí, quizás. Espero que así sea… sino esta batalla sin victoria por lograr perderá su verdadero valor.
Te amo, lo sabes. A pesar de los destrozos que ha sufrido mi cuerpo, mi memoria aún no logra fallar. Sí, recuerdo tus curvas a la perfección. Las terminaciones precisas de tu ser, el lugar exacto de cada lunar. Oh amor, si quiero tocarte… sí que quiero…
Cuando brinde el último golpe de mi vieja espada, ¿podré quedarme contigo allá arriba?
Adiós…’

¿Qué habrá de nuevo y bueno para él? Su existir no es más que gritos y gritos. Una balada de espadas y escudos, con cuervos adornando los cielos. Sus graznidos de satisfacción, con sus picos llenos de carne muerta, son la melodía de día y noche en este campo de batalla.
Hoy, no se sabe de su paradero. Dicen en las cercanías que se escuchan llantos en las noches, y gritos en el día…”

Wednesday, November 25, 2009

Sin salida...

“Una brisa. Un amanecer. Un hombre arrodillado, apoyando su frente a su espalda. Sus ojos cerrados, citando palabras en idiomas antiguos. El rocío de los pastizales humedeciendo las placas de su armadura, purificándola del polvo que acumulaba de hace cientos de días. Una lágrima bailando por su rostro, de mirada arrepentida, mientras sus ojos se dirigen a los cielos que lentamente se oscurecen. Luego, el rugido de odio y fervor se siente a lo lejos, temblando ese campo de nadie, esa tierra muerta. Los truenos comenzaron a resonar en la infinidad de los cielos a medida que los malditos ejércitos marchaban en dirección al hombre solitario. Unas gotas frías cayeron en su rostro, quitándolo del trance de la pronta batalla. Los vientos golpearon fuerte al condenado, sin embargo, su armadura iluminaba. Los gritos de los millares sucumbieron el lugar con temor y miedo, pero el Caballero no retrocedió. El poder de los relámpagos devastó lo poco de vida restante en el extenso valle negro, mas el hombre permaneció inmóvil, ya de pie, sin dejar de observar su destino. De pronto, los cientos de miles aceleraron su paso, mientras uno, aparentemente más grande y fuerte al resto, rugía ordenando los suyos la destructiva carga, apuntando su hacha, bañada en sangre inocente, hacia el pobre ser que yacía solo. Unas cuantas millas los separaban de la gloria y la victoria del mal.

Un recuerdo borró todo rastro de arrepentimiento en el valiente y lo glorificó de honor. El Gran Caballero dejó de sentir el frío de los vientos y la lluvia, a pesar de que éstos eran incesantemente fuertes y no daban tregua al a vida. Una pequeña calidez comenzó a entibiar y abrigar al último defensor de los cielos, mientras él decía en voz baja:

- Te amo

Y comenzó a marchar…”

Monday, November 23, 2009

Una última vez...

"¿Qué han de imaginar ustedes, patéticos? ¿Qué han de imaginar? Oh, si yo ando y reando tan viejo y cansado, postrado, abatido, casi vencido. Pero no... sigo aquí, sigo vivo, sigo invencible, sigo invicto. Vengan por mí...

Fue hace sólo unas noches, corazón, y aún siento tu arder en mí. Mis músculos se endurecen, mis dientes se aprietan y crujen, mi mirada se agudiza, mi mano aprieta la empuñadura de mi espada, y grito a los cuatro vientos...

Que sea la última batalla. La sangre de los indignos entibian un poco las placas de mi armadura, mientras tu imagen se mantiene constante en mi pensar. ¿Qué queda de mí? No mucho. Mi carne la van demacrando lentamente y sólo atino a aguantar el dolor.

Lo mejor de esa noche, amor mío, fue el borrar rastro alguno de la realidad que me rodeaba, con el beso con el cual sellaste las altas horas de la madrugada, y así marché de vuelta a mi hogar. El frío de la costa golpeando mi rostro que no paraba de sonreír.

Me acosaste mientras dormía. Sí, no te miento corazón, juro haberte visto... lo juro.

Un grito en una tierra de nadie, y un caballero corriendo hacia sus rivales, sin miedo a nada..."

Monday, November 16, 2009

Una noche diferente...

"No me hallaba en el mismo lugar, y era curioso verte paralela a mí. Me abrazaste, pidiéndome constantemente que cerrara los ojos. Me tomó un par de minutos el procesar tu petición en mi mente, ya que todos mis sentidos, cuerdos y no cuerdos, concentraban su enfoque casi total en ti. Nunca pude descubrir realmente el fragmento divino que yacía en tu mirar. Repentinamente mi cuerpo presentaba claros signos de cansancio. Lentamente mi corazón se adormecía a medida que el aroma de tu cabellera invadía mi espacio. Las batallas que luchaba, y las que alguna vez luché, las olvidaba mientras que tu mano acariciaba la mía. Allí fue cuando caí derrotado, aún testarudo por intentar seguir mirándote. Estaba cediendo a tu bendito encanto, sintiendo mi alma ascender a los cielos, gozando el privilegio de dormir al fin en paz. Sin embargo, bien sabes caro amor, que lo hermoso jamás es eterno. Y así fue como el tiempo cruzó por sobre nosotros, fugazmente, trayendo consigo la cálida mañana, y algunas desagradables bocinas de automóviles...

Una luz diferente iluminó el día. Y yo, pasmado, abrí los ojos... qué tonto confundir el sol con tus ojos. Triste, marché a casa, con pasos lentos y pesados..."

Sunday, November 15, 2009

Un sueño de paraíso...

"Hay quien deambula en mi mente. ¡Oh Dios, si sólo miraba el techo perplejo! Me acosaba con aires fantasmales... sin denegarme a recibirlo. Olvidé el peso de mis armas, de mi cuerpo destrozado. Entonces dejó de ser techo, sino oscuridad desvaneciéndose por un haz de luz, con ella aterrizando entremedio. La sangre goteaba por mis manos... secándose con la tierra maldita; sin embargo, exquisitez pura fue sentirla levantarme una vez más, renacer con la fuerza bendita de la cual fui otorgado. Y a centímetros de mis labios, me susurraba palabras en idiomas tan desconocidos... con un tono de voz tan dulce, angelical. Me había salvado...

Y no... No estoy ascendiendo...

- Llévame contigo...
- Debes quedarte, lo siento.
- No quiero seguir aquí. No puedo.
- No es tu hora aún.
- Yo decido mi momento de partir... llévame por favor...
- Perdóname.
- Te amo…

De pronto se había marchado. Triste, tomé mis armas degastadas, con un cuerpo rejuvenecido, escuchando los gritos malignos en el Este. ¿Cuándo? ¿Cuándo podré marcharme?"

Tuesday, November 10, 2009

El Caballero de los Cielos...

“Lentamente entraba al último lugar del mundo, inmerso entre sus cuatro rincones. Cada vez que pisaba esa tierra extraña, mis armas y mi armadura se hacían más pesadas. El largo y eterno pasillo al fin daba señas de finalizar. Observé a lo lejos una reunión de ángeles, y pequeños seres celebraban mi llegada, como si hubiera resultado victorioso de alguna gran batalla. Una enorme luz me dio la bienvenida y curaba mis heridas. Me susurró unas cuantas palabras que no logré entender del todo mientras me llevaba a un lugar desconocido. Entonces al llegar, desató su Ira Divina.

Miles llegaron. Vastos batallones oscuros ennegrecían la hermosa tierra. Los grandes reyes del pasado yacían muertos, y su noble sangre recorría los suelos que alguna vez brillaban de vida. En ese momento, bajaban de los cielos los ángeles que había visto reunirse. Yo los lideraba. Al otro del campo aparecía una enorme figura negra, el creador del Apocalipsis, liderando el banco opuesto.

Gotas caían. Mi rostro decaído se refrescaba un poco… también mi espada desenfundada, apuntando hacia adelante…”

Thursday, November 05, 2009

Palabrería patética...

Estoy viejo. Estoy viejo y cansado de la barbarie diaria. De lo poco que sé de este mundo, como también de lo mucho que he vivido.

La quise, sí. La amé; sin embargo, siento que ya no tengo vida. Creo que desde que realicé lo tanto que he realizado, no volveré a tener la vida que solía tener. Esos días de soledad tan gratos, encontrando qué hacer a mi manera y a mi modo. Qué salvajes somos... y yo pidiendo tan poco. Moriría de sed y hambre por lo que ansío tanto.

El domingo en la tarde lloré. Lloré y grité, esperando que alguien se presentara. Nadie llegó... me preguntarán quien quería que se presentase... sinceramente no lo sé.

Siento que me quedan años tan largos y... negros, vacíos. Agujeros gigantescos, pero de pronto siento lo contrario. Que algo de esperanza queda, por insignificante que sea. La calidez de unos labios que creo haber sentido, y no. Andan por allí, deambulando. Su mirar y sus manos por igual. Sediento y hambriento de esto estoy, ciertamente. Arrastrándome, patético, en el ardiente desierto, persiguiendo el espejismo.

... y escuchar de fondo la antigua melodía de mis batallas...
... recordar los gritos de desesperación...
... todo por querer ser parte del cielo...

Pero no. Lentamente me encamino a mi último amanecer, vestido en un hombre destrozado, inmerso en un espíritu sin fe alguna.

Tinta patética, debiera ser roja como mi sangre. Me encantaría que me sobrara, para remarcar mis recuerdos en color escarlata.

Derrotado, pero no muerto. Así lo resumo...

Actúo de manera mecánica día y noche, mas... el guerrero dentro de mí duerme un poco, descansa algo siquiera; pronto volverá a desatarse, y la batalla se llevará a cabo una vez más. Por ahora, me quejo de mis días... porque he vivido mejores.