Friday, July 10, 2009

Tu luz...

“¡Cuán disvariada llega a ser esta infinidad de ideas y alucinaciones que llenan mi mente mortal! La inmensidad, la eternidad de mis batallas, en tu nombre amor, me ha costado prácticamente la vida entera. Ya no me sorprende dedicarte algo, sin embargo, sigo sintiéndome sorprendido. No logro calcular las miles de palabras que debo entrelazar en orden de plasmar un centímetro de tu piel. ¿Cuántas colecciones de libros habré de crear en pos de tu cuerpo siquiera? La pregunta la dejo abierta…

Observo minuciosamente las imágenes inmortales que has creado de ti. Escucho detenidamente tu música y me poso en tus cielos, queriendo estar allí, deseando… ¡Y qué diablos trato de decir, si al final todo se resume en un TE AMO! ¡El deseo reprimido de luchar una última vez, con todo el fuego que llevo dentro, que tú me has dado, que tú me has inventado, y dejar mi vida entera por un solo beso! Ay preciosa, si tan sólo entendieras, y sí… lo haces, me comprendes perfectamente, lado a lado, de par en par, sucesivamente, constante. ¿Qué tienes de especial? ¿Qué será, que me enloquece tanto? ¡Años y miles de años, buscando algo similar, y no puedo explicarlo siquiera! ¡No puedo explicarte! Porque quisiera saltar de lunar en lunar, como un gigante, mas que cada uno de mis pasos sean besos… e ir subiendo o bajando. O bajando y subiendo, qué importa el orden. Y luego de tanto delirar, luego de tanto deliberar, tomarte una mano, o quizás las dos, y llevarte junto a mí, enseñándote mi todo, que quieras cada grano de arena que piso, cada nube que aprecio, cada niño que sonrío, cada palabra que te dedico. Todo esto quisiera hacer, y un poco más, luego de batallarte tal cual quisiera hacerlo por ti. Tú. Tú. Tú. Porque no soy de hierro ni tampoco de acero, sólo un hombre, un Gran Guerrero, pero mal que mal un hombre que ha caído en tu red y no pretende escapar.

Sólo quiero que ilumines mi espacio con tu mirar.
Sólo quiero que me dejes tomar cada centímetro de tu ser y jugar con ellos tal cual como estrellas en constelaciones enteras.
Sólo quiero que, al caer derrotado, me tomes, me consueles, me cures, me revivas…
Sólo quiero que el tiempo diga cuándo es nuestra oportunidad, conquistarla, y construir el momento que tanto quisimos.
Sólo quiero que mi todo sea tuyo, tal cual lo tuyo sea mío.
Solo quiero que mi amor no sólo sea por palabras, sino también por caricias y actos dignos de ser llamados “por amor”.
No cesas, no te detienes, no dejas de encantarme. Hermosa magia de la conquista mental. Déjame quererte… sólo déjame. Ven a mí, querida, y te haré feliz. Por ahora, sólo puedo mirar mis manos y mis pies temblar, mi corazón latir más de la cuenta, un cuerpo agarrotado e impetuoso por batallar… un tanto impaciente por cumplir lo mío. El momento… sólo ése momento, y nada más.

Aguardo en mis aposentos, intranquilo, sabiendo que a millares de mis manos se encuentra mi mayor anhelo. Ahora, entre lápiz y papel, llevo mi alma hasta la locura, cayendo en la demencia del amor… ¿qué quedará del resto?

Dame de tu luz. Sé mi faro al final de mis mares…”

Saturday, July 04, 2009

Declaración...

“¡Cuánto quisiera matar estos miles de kilómetros! Embarcarme en lo que podría ser mi último viaje. Encaminarme, una vez más, a tus brazos, a tus labios, a tus brazos. ¡Cuánto quisiera matar estos centímetros que me separan de ti! La condena eterna, la impotencia de saber que existes y no gozarte como quisiera, me tortura tal cual como un perro separado de su merienda por una barrera indestructible. Sin embargo, no me detiene. No me detuvo y no me detendrá. Llevo mucha fuerza, mucho amor y mucha voluntad acumulándose por miles de años. Ni el Altísimo logrará detenerme. Nada lo hará, excepto Tú. Sólo espero la gran respuesta, un tanto impaciente. El Sí que hará que derrote a todos ellos. El Sí que me brindará una luz tan resplandeciente que ningún mal de este mundo, con su oscuridad más sombría, podrá apagarla. Esta será la oportunidad que me hará despegar y volar directamente a ti, amor mío, porque el carrusel rara vez gira, preciosa, y más me vale haberme subido antes que empiece.

Cae luego, querido enemigo, que mi corazón ya no soporta verte con ella. Cae luego, querido enemigo, que mi mente muere con cada pensamiento que crea contigo y ella. Cae luego, querido enemigo, porque sino… cuando le falles, yo te haré caer, y nunca más lograrás levantarte.

Dame la orden, amor, y desataré el infierno divino.”